Crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas

Unas instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas son fundamentales para el entorno propicio en el que las empresas y las sociedades pueden prosperar. Proporcionan las leyes, políticas y sistemas necesarios para crear una paz y seguridad sostenidas, para proporcionar infraestructuras y servicios esenciales y, en última instancia, para atraer inversiones responsables y oportunidades de mercado. Sin duda, la Meta 16.6 es esencial para cumplir todos los ODS y todos los aspectos de ODS 16, incluida la prevención de la corrupción, las corrientes financieras ilícitas (titularidad real) y la delincuencia organizada y la violencia (16.1, 16.4 y 16.5 y 16.a), la protección de los derechos humanos (16.2, 16.7, 16.9, 16.10 y 16.B) y el respeto del estado de derecho y el multilateralismo (16.3 y 16.8). 

Todas las instituciones —públicas y privadas— deben ser eficaces y transparentes y rendir cuentas de maneras que infundan confianza entre ellas y entre el público. Este imperativo abarca desde cómo se apoya a las comunidades y a los/as trabajadores/as hasta cómo se protegen los derechos humanos y el medioambiente. Es importante señalar que este objetivo se extiende a las instituciones a todos los niveles, tanto si atañe a la soberanía del Estado y la cooperación internacional, como a las sedes corporativas y las oficinas nacionales. Y todo ello se basa en la necesidad de un liderazgo de calidad dentro de estas instituciones en forma de imparcialidad, inclusividad e integridad basadas en valores y principios universales. 

Estas instituciones ofrecen también coherencia en cuanto a lo que se les exige a ellas y a sus mandantes. Incluye desarrollar y promulgar leyes y políticas que se observen y apliquen de manera clara y justa, y que no haya corrupción ni distorsión, incluido en la contratación pública y las campañas políticas, como señala Transparencia Internacional. En última instancia, proporciona mayor certidumbre y estabilidad en estas instituciones y en las sociedades en las que operan y a las que prestan servicio. 

Sin duda alguna, las empresas pueden implementar la Meta 16.6 de diversas maneras. Como se esboza en la introducción de este Marco, estamos experimentando una evolución de la gobernanza que exige que las empresas no solo tengan en cuenta la gobernanza empresarial convencional, sino que también asuman una mayor responsabilidad (y se comprometan de manera más deliberada) en la gobernanza de la sostenibilidad y la gobernanza mundial. Así lo ha reconocido en parte el informe del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) sobre Obligaciones de los consejeros y consideraciones ASG en la toma de decisiones, señalando que dichas consideraciones son «una cuestión empresarial crítica que debe incorporarse a los marcos más amplios de gobernanza empresarial, gestión de riesgos, divulgación y rendición de cuentas de una empresa». Por otra parte, los Indicadores de gobernanza del liderazgo de Shift proporcionan orientación específica a las empresas para gestionar y medir los riesgos sociales. 

Como se señala en las secciones de introducción y reporting de este Marco, se ha producido un aumento de las directivas, la legislación y la regulación que exigen que las empresas adopten una visión ampliada de la «G» de ASG. La Unión Europea, a través del Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, y más recientemente los Estados Unidos, a través de su Comisión del Mercado de Valores (SEC), están explorando formas de imponer mayores responsabilidades con respecto a las cuestiones ASG. Y, sin duda, los principales inversores institucionales, incluido BlackRock, exigen una mayor rendición de cuentas y transparencia con respecto a los derechos humanos y el medioambiente, incluida la biodiversidad, la deforestación y el agua. 

Esto exige que las empresas adopten una gobernanza transformadora que les exija no solo considerar cómo la gobernanza empresarial puede ir más allá de la supervisión del consejo y la dirección para captar todos los aspectos, funciones y niveles de una organización, sino también cómo las empresas se relacionan con los gobiernos y la sociedad civil para abordar las consideraciones ambientales y sociales y fortalecer las instituciones, las leyes y los sistemas ambientales. Las empresas también deben adoptar un liderazgo ético y moral para hacer frente a este desafío y convertirse en organizaciones más eficaces y transparentes que rindan cuentas. Sin duda, como destaca el Informe del Instituto How, las empresas que se basan en valores en mayor medida obtienen mejores resultados que sus pares. Tienen tres veces más probabilidades de alcanzar altos niveles de rendimiento, medidos por el crecimiento en la sostenibilidad empresarial, la satisfacción del cliente, el compromiso de los/as empleados/as, la innovación y la cuota de mercado. Y las empresas con altos niveles de confianza registran once veces más innovación y seis veces más rendimiento que las que tienen bajos niveles de confianza.

Por otra parte, las empresas pueden defender la gobernanza transformadora en todas sus cadenas de suministro mediante condiciones contractuales y requisitos de auditoría. Los proveedores dependen de las empresas para su propia sostenibilidad y, como tales, estas deben exigir una mayor rendición de cuentas y transparencia en sus relaciones comerciales.

Unas instituciones eficaces y transparentes que rinden cuentas son intrínsecamente pertinentes para todos los sectores. Todas las empresas deben actuar de forma ética, inclusiva y abierta e inspirar confianza a los gobiernos y a la sociedad civil.

Como se ha señalado anteriormente, unas instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas son intrínsecamente pertinentes para todos los aspectos de los Diez Principios y para todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.